Todos amamos, lloramos, reímos de manera desigual. Cada uno vive su realidad de manera diferente…
En mi caso estoy cansada. Pensaba que el cansancio era fruto de mi maternidad… noches sin pegar ojo con días llenos de actividad, además de la tensión y el estrés que supone ser responsable de un nuevo ser que depende de mí. Ahora me doy cuenta que mi cansancio se eleva al máximo exponente por otras razones, la incomprensión y el juicio continuo hacia los demás.
Opinamos, criticamos y tergiversarmos las palabras de los otros. Y cuando tocamos temas de maternidad, nos apasionamos en contar al mundo la mejor manera de ser mamás. He conocido muchas madres que confienzan llorar en silencio, por ese motivo, la grandeza de la maternidad en todos los aspectos. Presión social, inexperiencia, cambio de vida… pero cuando una madre confiesa públicamente lo mismo que siente el resto, cada uno interpreta lo que le conviene y es socialmente correcto.
Creo que como madres, tenemos la obligación de entendernos, apoyarnos y especialmente respetarnos. Podemos estar de acuerdo o no con las decisiones que otras tomas, pero si nos pensamos mejor que el resto, algo está fallando en nosotras.
Las palabras de Samanta Villar extraídas de contexto pueden sorprender, pero invito a todos a leer la entrevista completa, con la cual muchas podemos incluso sentirnos identificadas, aunque socialmente no esté bien visto su punto de vista.
Mi maternidad no es la de Samanta Villar, con algunas cosas me identifico y otras están muy lejos de mi realidad, pero ese no es motivo para lapidarla.
