Tras pasar toda la noche entre nervios, ilusión e incertidumbre se aprecia la luz del día a través de mi ventana.
Asomo la cabeza al pasillo y veo que el salón es una fiesta de globos, papel de regalo y restos de galletas. ¡Ya llegaron los Reyes! Corremos hacia el salón para descubrir qué han dejado Melchor, Gáspar y Baltasar.
Yo tengo unos 7 años e intento adivinar de entre todos los regalos, según el tamaño ¿cúal sería el barco pirata de Playmobil? Entonces comenzamos todos a abrir los regalos, mientras mis padres disfrutan mirándonos, observando nuestra caras, la celebración por cada regalo abierto. Ellos esperan al final, y entonces mi madre abre una pequeña caja, envuelta con un pequeño y delicado lazo, ¡una pulsera! Mi padre le ayuda a colocarla sobre su muñeca y ella lo abraza emocionada.
En ese momento me invadió la tristeza mientras pensaba, ¿por qué los Reyes lejanos de Oriente traen cosas tan aburridas a los adultos? Ropa, joyas, bolsos y demás artículos que no ofrecían nada especial, o al menos eso pensaba. Entonces me dije;
Cuando seas adulta, en tu carta nunca pedirás cosas aburridas.
Con el paso de los años entendí cuál era el mejor regalo y por eso hoy quiero compartir mi carta para este año:
Queridos Reyes Magos dos puntos. Este año quiero especializarme en la cocina. Me gustaría cocinar una receta que me ha enseñado mi madre y necesito unos ingredientes especiales. Les facilito la lista de todo lo que necesito:
- Amor
- Pasión
- Gratitud
- Respeto
- Comprensión
- Amabilidad
Sé que el año pasado pedí algo parecido, pero se me han ido agotando algunos ingredientes. Gracias por todos estos años.
Y tú, ¿ya has escrito tu carta?
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